La ley
23.737 trata el régimen penal sobre estupefacientes.
Es una
norma complementaria del Código Penal cuyo antecedente fue la 20.771, primera
ley especial sobre la materia-, más adelante sufrió modificaciones en virtud de
la ley 24.424.
El
incesante aumento de la narcocriminalidad y su contrapartida, la
drogradependencia ha venido a instalar una honda preocupación en el seno de la
humanidad civilizada.
Esto se
ha visto reflejado, desde hace años, en investigaciones periodísticas, en
estudios de autores y en las declaraciones que con no poca frecuencia dimanan de
organismos internacionales como la ONU o la OMS, entre otros.
La ley
24.424, ha introducido la reforma en la ley 23.737 más trascendente.
En sus
trece artículos esta última norma engloba un mosaico de disposiciones no sólo
referidas al derecho sustantivo, sino también al procesal.
Sus
disposiciones mas notables son la incorporación del instituto del agente
encubierto, con un régimen de seguridad, protección y hasta una causa de
justificación para ciertos delitos que pudiera cometer en el ejercicio de su
misión- la figura del arrepentido o delator judicial- con el
beneficio de la reducción y hasta la exención de pena-, la creación del tipo
penal de confabulación- que sanciona actos preparatorios- y el anonimato del
denunciante.
El opio y
el cannabis conocían en Asia, los hongos alucinógenos en la meseta
mesoamericana, la coca en la Cordillera de los Andes, junto al tabaco y el
alcohol, ( este último producto de la fermentación de frutas, cereales o
raíces), eran todos conocidos en la antigüedad.
El
fenómeno de la drogodependencia a nivel internacional se convierte en un proceso
global a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Después
del reordenamiento geopolítico de los países intervinientes, las naciones
denominadas desarrolladas, las del Primer Mundo, comenzaron a difundir mensajes
acerca de los beneficios que ocasionaba el consumo de tabaco y de alcohol.
Si bien
la posguerra favoreció a muchos países y deterioró la situación social de otros,
la producción masiva de tabaco y luego la de los alcoholes, comenzó a inundar a
todo el mundo de mensajes publicitarios que ligaban el estatus social al consumo
de esos productos.
El tabaco
comenzó a comercializarse en forma de cigarrillos con distintos filtros, aromas
y mezclas, tratando de captar también a la mujer.
El
tabaquismo y el alcoholismo comenzaron a ser fenómenos sociales.
Los
países marcapasos habían lanzado su propuesta engañosa con la complicidad de
todo el cuerpo social.
Todos
estos productos iban dirigidos en un comienzo hacia el “jefe de familia”, al
hombre adulto trabajador, pero con el curso de los años fueron desplazados hacia
el mercado femenino.
Los
adolescentes, captaron rápidamente esta forma social encubierta de acallar los
conflictos y se plegaron al consumo masivo y desordenado de cigarrillos, vino,
cerveza, analgésicos y psicofármacos.
Transcurrieron un par de décadas para comprender, y creo que recién
se está tomando conciencia ahora de las sociedades pagaban muy caro las
consecuencias del alcoholismo, del tabaquismo y la automedicación.
Fueron
los mismos países que lanzaron la excelencia de estas sustancias, las que
promulgaron leyes para protegerse de los excesos.
Naturalmente los países del Tercer Mundo, donde el alcoholismo, el
tabaquismo y la automedicación habían calado profundo, no contaron con el
paraguas protector de ninguna medida legislativa, preventiva, sanitaria o social
para “defender” a los individuos de los estragos causados por estas
sustancias.
Los
gobiernos locales estaban satisfechos cobrando impuestos, con lo cual solo veían
la punta del iceberg, escondiendo el resto de la problemática durante varias
décadas.
Finalmente la contracultura de las drogas ilícitas no se hizo esperar
.
Emergió
de los propios países desarrollados a través de sus clases
privilegiadas.
Este
período que va desde la posguerra a los años 60 estuvo signado por el conjunto
de mensajes destinados a exaltar las virtudes de los consumos
sociales.
Hacia
fines de la década del 50 y comienzos de la del 60 surge una corriente que se
inicia en los países nórdicos, continúa en los anglosajones hy pasa rápidamente
a la costa oeste de los EEUU. Imitaron este modelo otros países, como siempre,
irrumpiendo a gran escala en una inédita contracultura, que pregonaba el amor,
la libertad y la paz planetaria, prefiriendo cultivar la tierra.
Los
adolescentes de esta contra-cultura denominada hippie, se alzaron contra la
hipocresía del mundo adulto.
Los
ideales era la paz, libertad e igualad, pero como contrapartida el trabajo, el
aprendizaje y el esfuerzo perdían interés para los jóvenes porque eran sinónimo
de es cultura de sus padres, hipócrita.
La
música, regularmente el rock, les dio movimiento y les permitió descubrir la
dimensión de su corporeidad, mientes que el cannabis y las drogas psicodélicas
los transportaban a los paraísos artificiales” en lo s que podían” y vivir un
éxtasis.
Julián
Marías llamaba a su forma de vestirse “la simulación de la pobreza”., parecían
sucios y desgarbados, usaban amuletos y adornos rudimentarios, pero hablaban de
amor y de paz en el planeta.
Cuando la
subcultura trascendió los límites dentro de los que se había originado recaló en
los países del Tercer Mundo, con características diferentes.
La música
fue absorbida por los adultos, pero las drogas permanecieron como un testimonio
elocuente e un conflicto social y generacional aún no superado.
La
cultura dominante auspicia por todos los medios masivos de comunicación un
consumo desenfrenado.
Dentro de
esta cultura se inscribe la subcultura química, ofreciendo sustancias legales
para mitigar situaciones de crisis o estrés individual (alcohol, tabaco,
psicofármacos)
Los
adolescentes, siempre en rebeldía, prefieren las sustancias ilícitas ( cannabis,
cocaína, opiáceos, etc)
Pareciera
que el modelaje químico social tiende a lubricar los conflictos personales a
través de una conducta de huída.
En
las ciudades modernas no se permite sufrir. Hay que estar bien a
cualquier precio.
Hay que
rendir en los días de trabajo y divertirse los fines de semana. Todo ello con
intensidad la maquinaria humana debe rendir a pleno y disfrutar también a
full.
La época
posmoderna, se caracteriza por un consumo masivo y un individualismo profundo.
El hedonismo supera todos los alcances previstos. Los cambios bruscos
deshumanizados impiden construir nuevos cimientos que no sean los basados en una
cultura superficial y temporaria. Nadie conoce ni quiere a nadie.
No hay
tiempo para abordar profundamente el conflicto humano.
Todo es
pasajero.
Hasta los
deportes son rápidos y riesgosos.
La
belleza física y un perfil de psicologismo impregnaron a las ciudades de clase
media.
Se vive
light, se y se comprometen light y naturalmente consumen droga
light.
La
Organización Mundial de la Salud ( OMS) define como droga a “toda sustancia que
ingresada al organismo humano por cualquier vía, produce modificaciones en sus
funciones.
El
alcohol está prohibidlo en los países islámicos, pero se permite el uso de
cannabis, marihuana y hachís. En algunos países de Asia, se permite fumar opio y
en algunas zonas de Amtersdam está permitida la venta de distintas preparaciones
de marihuana.
Pero los
abusadores de drogas psicoactivas desconocen, a pesar de su hábito soste4nido
que dichas sustancias son riesgosas, pues su acción residual generalmente es
contraria al efecto buscado.
Lentamente el organismo se va acostumbrando y modificando su
metabolismo y produciendo un fenómeno que se denomina tolerancia farmacológica,
que provoca la necesidad de aumentar la dosis de un mismo fármaco. Con el fin de
lograr el efecto deseado.
Esta
escalada adictiva es uno de los pilares principales para la instalación de la
dependencia física (o fisiológica) componente que da origen a la
adicción.
Esta
última dependencia se suma a la psicológica, desarrollada prematuramente en el
consumidor de sustancias, que no puede realizar los actos de la vida cotidiana
sin consumir la droga en cuestión.
- El usador esporádico, puede pasar a la categoría de habitual, cuya frecuencia de consumo va más allá de los tres días por semana, generalmente utiliza marihuana o anfetaminas.
- El abusador, paso siguiente en la escalada adictiva, es el individuo que consume para realizar cualquier actividad diaria. Incorpora la droga dentro de un hábito cotidiano, presentando dependencia psicológica. Compra y comparte con sus compañeros. Vive más de noche que de día, comparte con sus compañeros, Lentamente abandona el estudio o el deporte. Prueba drogas como cocaína y opioiodes..
- El adicto – palabra que viene del latín addictus y significa esclavo- se encuentra en etapa terminal de la drogodependencia. No solo compra y vende sino que roba. Consume para disminuir su depresión, pierde el grupo de amigos. Utiliza las drogas en forma aislada del grupo habitual de compañeros, descuida su alimentación y su vestimenta. Presenta infecciones diversas: hepatitis, TBC. Si tiene hábito de inyectarse, puede contagiarse el HIV. Complicando aún más el cuadro. El riesgo de contagio es elevado porque al hallarse en ese estado de subordinación a la droga, no hay ninguna preocupación por cuestiones que sean ajenas a ella. Hay destrucción o ausencia de proyecto de vida.
Las
células que conforman el cerebro, denominadas neuronas, son alargadas,
ensanchándose en uno de sus extremos, su cuerpo está rodeado de
ramificaciones, llamadas dendritas y la otra extremidad denominada axón, es más
alargada.
La
característica de estas células, además de su especial conformación es que se
unen entre sí dando lugar a la sinapsis, constituyendo largos filamentos por
los cuales los impulsos nerviosos viajan desde los distintos centros
receptores-
El
científico norteamericano Donald W., Landry de la Universidad de Columbia
intentar encontrar un inmunoterapia para contrarrestar o neutralizarlos efectos
de la cocaína.
El
consumo de cocaína en E.E.U.U. es un azote, que ha alcanzado proporciones de
auténtica epidemia. El azote que dura ya más de diez años no ha perdonado a
ningún sector del país. Millones de personas se drogan con consecuencias médicas
que van desde los trastornos `psicológicos graves a los ataques cardíacos
súbitos.
El
contrabando ha posibilitado el hecho de conseguir cocaína barata y también el
famoso “crack”, una forma fumable y mas potente de la droga.
Siempre
se estudió los efectos de la cocaína sobre el cerebro viendo qué región hacía
activa del mismo, es la región limbocortical del cerebro, que controla las
emociones y las conductas fundamentales.
En los
seres preconcientes la activación de las vías de recompensa, durante la
alimentación, la copulación, y otros comportamientos. Esas estructuras
permanecen en nosotros, ya que fueron las que dieron lugar a la supervivencia de
los seres vivos.
Esas vías
de recompensa están hechas por neurotrasmisores, cuando las moléculas químicas
del cerebro, estimulan esos circuitos la persona dice sentirse bien.
El
consumo excesivo de sustancias tiene sus raíces en la neurobiología normal de
refuerzo. Cualquier sustancias que las personas se autodaministran hasta el
punto de abusar de su consumo ( alcohol, nicotina, barbitúricos, anfetaminas ,
heroína, cáñamo) estimula algún tramo de la vía de recompensa, enseñando así al
consumidor a tomarla de nuevo.
Esas
sustancias alteran la producción normal de neurotrasmisores, por tanto, el
abandono de las drogas, una vez que la adicción está instalada desembocan en el
síndrome de abstinencia: trastornos físicos o psicológicos, cuyos efectos de los
profundamente desagradables a los peligrosos
La
cocaína opera bloqueando los interruptores neuronales de la vía de recompensa
cuando estos e hallan en plena recompensa cuando éstos se4 hallan en pleno
funcionamiento, Igual que todos los circuitos neuronales, las vías de recompensa
contienen sinapsis (puntos de contacto entre dos neuronas por donde cursan los
neurotransmisores.
Cuando la
neurona de la sinapsis se excita descarga un transmisor , como la dopamina, en
una estrecha brecha que queda entre las células y las neuronas del otro lado de
la sinapsis responde cambiando su propia velocidad de descarga para evitar un
exceso de señales y la primera neurona absorbe el neurotrasmisor del intervalo
sináptico.
Pero la
cocaína se ocupa de alterar ese sistema: de una hendidura sináptica depende de
proteínas transportadores, que trasladan el neurotrasmisor desde el exterior
hacia el interior de transporte, en presencia de la droga, se almacena
demasiada dopamina en la sinapsis
La
dopamina sobreestimula la vía de recompensa y refuerza el consumo de
cocaína.
La forma
de actuar de la cocaína contrasta con la de la heroína. O sea actúan de
semejante.
Por la Dra. Mónica Viviana Breglia Arias
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