lunes, 2 de abril de 2012

Estupefacientes y Drogadicción

La ley 23.737 trata el régimen penal sobre estupefacientes.
Es una norma complementaria del Código Penal cuyo antecedente fue la 20.771, primera ley especial sobre la materia-, más adelante sufrió modificaciones en virtud de la ley 24.424.
El incesante aumento de la narcocriminalidad y su contrapartida, la drogradependencia ha venido a instalar una honda preocupación en el seno de la humanidad civilizada.
Esto se ha visto reflejado, desde hace años, en investigaciones periodísticas, en estudios de autores y en las declaraciones que con no poca frecuencia dimanan de organismos internacionales como la ONU o la OMS, entre otros.
La ley 24.424, ha introducido la reforma en la ley 23.737 más trascendente.
En sus trece artículos esta última norma engloba un mosaico de disposiciones no sólo referidas al derecho sustantivo, sino también al procesal.
Sus disposiciones mas notables son la incorporación del instituto del agente encubierto, con un régimen de seguridad, protección y hasta una causa de justificación para ciertos delitos que pudiera cometer en el ejercicio de su misión- la figura del arrepentido o delator judicial- con el beneficio de la reducción y hasta la exención de pena-, la creación del tipo penal de confabulación- que sanciona actos preparatorios- y el anonimato del denunciante.
El opio y el cannabis conocían en Asia, los hongos alucinógenos en la meseta mesoamericana, la coca en la Cordillera de los Andes, junto al tabaco y el alcohol, ( este último producto de la fermentación de frutas, cereales o raíces), eran todos conocidos en la antigüedad.
El fenómeno de la drogodependencia a nivel internacional se convierte en un proceso global a partir de la Segunda Guerra Mundial.
Después del reordenamiento geopolítico de los países intervinientes, las naciones denominadas desarrolladas, las del Primer Mundo, comenzaron a difundir mensajes acerca de los beneficios que ocasionaba el consumo de tabaco y de alcohol.
Si bien la posguerra favoreció a muchos países y deterioró la situación social de otros, la producción masiva de tabaco y luego la de los alcoholes, comenzó a inundar a todo el mundo de mensajes publicitarios que ligaban el estatus social al consumo de esos productos.
El tabaco comenzó a comercializarse en forma de cigarrillos con distintos filtros, aromas y mezclas, tratando de captar también a la mujer.
El tabaquismo y el alcoholismo comenzaron a ser fenómenos sociales.
Los países marcapasos habían lanzado su propuesta engañosa con la complicidad de todo el cuerpo social.
Todos estos productos iban dirigidos en un comienzo hacia el “jefe de familia”, al hombre adulto trabajador, pero con el curso de los años fueron desplazados hacia el mercado femenino.
Los adolescentes, captaron rápidamente esta forma social encubierta de acallar los conflictos y se plegaron al consumo masivo y desordenado de cigarrillos, vino, cerveza, analgésicos y psicofármacos.
Transcurrieron un par de décadas para comprender, y creo que recién se está tomando conciencia ahora de las sociedades pagaban muy caro las consecuencias del alcoholismo, del tabaquismo y la automedicación.
Fueron los mismos países que lanzaron la excelencia de estas sustancias, las que promulgaron leyes para protegerse de los excesos.
Naturalmente los países del Tercer Mundo, donde el alcoholismo, el tabaquismo y la automedicación habían calado profundo, no contaron con el paraguas protector de ninguna medida legislativa, preventiva, sanitaria o social para “defender” a los individuos de los estragos causados por estas sustancias.
Los gobiernos locales estaban satisfechos cobrando impuestos, con lo cual solo veían la punta del iceberg, escondiendo el resto de la problemática durante varias décadas.
Finalmente la contracultura de las drogas ilícitas no se hizo esperar .
Emergió de los propios países desarrollados a través de sus clases privilegiadas.
Este período que va desde la posguerra a los años 60 estuvo signado por el conjunto de mensajes destinados a exaltar las virtudes de los consumos sociales.
Hacia fines de la década del 50 y comienzos de la del 60 surge una corriente que se inicia en los países nórdicos, continúa en los anglosajones hy pasa rápidamente a la costa oeste de los EEUU. Imitaron este modelo otros países, como siempre, irrumpiendo a gran escala en una inédita contracultura, que pregonaba el amor, la libertad y la paz planetaria, prefiriendo cultivar la tierra.
Los adolescentes de esta contra-cultura denominada hippie, se alzaron contra la hipocresía del mundo adulto.
Los ideales era la paz, libertad e igualad, pero como contrapartida el trabajo, el aprendizaje y el esfuerzo perdían interés para los jóvenes porque eran sinónimo de es cultura de sus padres, hipócrita.
La música, regularmente el rock, les dio movimiento y les permitió descubrir la dimensión de su corporeidad, mientes que el cannabis y las drogas psicodélicas los transportaban a los paraísos artificiales” en lo s que podían” y vivir un éxtasis.
Julián Marías llamaba a su forma de vestirse “la simulación de la pobreza”., parecían sucios y desgarbados, usaban amuletos y adornos rudimentarios, pero hablaban de amor y de paz en el planeta.
Cuando la subcultura trascendió los límites dentro de los que se había originado recaló en los países del Tercer Mundo, con características diferentes.
La música fue absorbida por los adultos, pero las drogas permanecieron como un testimonio elocuente e un conflicto social y generacional aún no superado.
La cultura dominante auspicia por todos los medios masivos de comunicación un consumo desenfrenado.
Dentro de esta cultura se inscribe la subcultura química, ofreciendo sustancias legales para mitigar situaciones de crisis o estrés individual (alcohol, tabaco, psicofármacos)
Los adolescentes, siempre en rebeldía, prefieren las sustancias ilícitas ( cannabis, cocaína, opiáceos, etc)
Pareciera que el modelaje químico social tiende a lubricar los conflictos personales a través de una conducta de huída.
En las ciudades modernas no se permite sufrir. Hay que estar bien a cualquier precio.
Hay que rendir en los días de trabajo y divertirse los fines de semana. Todo ello con intensidad la maquinaria humana debe rendir a pleno y disfrutar también a full.
La época posmoderna, se caracteriza por un consumo masivo y un individualismo profundo. El hedonismo supera todos los alcances previstos. Los cambios bruscos deshumanizados impiden construir nuevos cimientos que no sean los basados en una cultura superficial y temporaria. Nadie conoce ni quiere a nadie.
No hay tiempo para abordar profundamente el conflicto humano.
Todo es pasajero.
Hasta los deportes son rápidos y riesgosos.
La belleza física y un perfil de psicologismo impregnaron a las ciudades de clase media.
Se vive light, se y se comprometen light y naturalmente consumen droga light.
La Organización Mundial de la Salud ( OMS) define como droga a “toda sustancia que ingresada al organismo humano por cualquier vía, produce modificaciones en sus funciones.
El alcohol está prohibidlo en los países islámicos, pero se permite el uso de cannabis, marihuana y hachís. En algunos países de Asia, se permite fumar opio y en algunas zonas de Amtersdam está permitida la venta de distintas preparaciones de marihuana.
Pero los abusadores de drogas psicoactivas desconocen, a pesar de su hábito soste4nido que dichas sustancias son riesgosas, pues su acción residual generalmente es contraria al efecto buscado.
Lentamente el organismo se va acostumbrando y modificando su metabolismo y produciendo un fenómeno que se denomina tolerancia farmacológica, que provoca la necesidad de aumentar la dosis de un mismo fármaco. Con el fin de lograr el efecto deseado.
Esta escalada adictiva es uno de los pilares principales para la instalación de la dependencia física (o fisiológica) componente que da origen a la adicción.
Esta última dependencia se suma a la psicológica, desarrollada prematuramente en el consumidor de sustancias, que no puede realizar los actos de la vida cotidiana sin consumir la droga en cuestión.
  1. El usador esporádico, puede pasar a la categoría de habitual, cuya frecuencia de consumo va más allá de los tres días por semana, generalmente utiliza marihuana o anfetaminas.
  2. El abusador, paso siguiente en la escalada adictiva, es el individuo que consume para realizar cualquier actividad diaria. Incorpora la droga dentro de un hábito cotidiano, presentando dependencia psicológica. Compra y comparte con sus compañeros. Vive más de noche que de día, comparte con sus compañeros, Lentamente abandona el estudio o el deporte. Prueba drogas como cocaína y opioiodes..
  3. El adicto – palabra que viene del latín addictus y significa esclavo- se encuentra en etapa terminal de la drogodependencia. No solo compra y vende sino que roba. Consume para disminuir su depresión, pierde el grupo de amigos. Utiliza las drogas en forma aislada del grupo habitual de compañeros, descuida su alimentación y su vestimenta. Presenta infecciones diversas: hepatitis, TBC. Si tiene hábito de inyectarse, puede contagiarse el HIV. Complicando aún más el cuadro. El riesgo de contagio es elevado porque al hallarse en ese estado de subordinación a la droga, no hay ninguna preocupación por cuestiones que sean ajenas a ella. Hay destrucción o ausencia de proyecto de vida.
Las células que conforman el cerebro, denominadas neuronas, son alargadas, ensanchándose en uno de sus extremos, su cuerpo está rodeado de ramificaciones, llamadas dendritas y la otra extremidad denominada axón, es más alargada.
La característica de estas células, además de su especial conformación es que se unen entre sí dando lugar a la sinapsis, constituyendo largos filamentos por los cuales los impulsos nerviosos viajan desde los distintos centros receptores-
El científico norteamericano Donald W., Landry de la Universidad de Columbia intentar encontrar un inmunoterapia para contrarrestar o neutralizarlos efectos de la cocaína.
El consumo de cocaína en E.E.U.U. es un azote, que ha alcanzado proporciones de auténtica epidemia. El azote que dura ya más de diez años no ha perdonado a ningún sector del país. Millones de personas se drogan con consecuencias médicas que van desde los trastornos `psicológicos graves a los ataques cardíacos súbitos.
El contrabando ha posibilitado el hecho de conseguir cocaína barata y también el famoso “crack”, una forma fumable y mas potente de la droga.
Siempre se estudió los efectos de la cocaína sobre el cerebro viendo qué región hacía activa del mismo, es la región limbocortical del cerebro, que controla las emociones y las conductas fundamentales.
En los seres preconcientes la activación de las vías de recompensa, durante la alimentación, la copulación, y otros comportamientos. Esas estructuras permanecen en nosotros, ya que fueron las que dieron lugar a la supervivencia de los seres vivos.
Esas vías de recompensa están hechas por neurotrasmisores, cuando las moléculas químicas del cerebro, estimulan esos circuitos la persona dice sentirse bien.
El consumo excesivo de sustancias tiene sus raíces en la neurobiología normal de refuerzo. Cualquier sustancias que las personas se autodaministran hasta el punto de abusar de su consumo ( alcohol, nicotina, barbitúricos, anfetaminas , heroína, cáñamo) estimula algún tramo de la vía de recompensa, enseñando así al consumidor a tomarla de nuevo.
Esas sustancias alteran la producción normal de neurotrasmisores, por tanto, el abandono de las drogas, una vez que la adicción está instalada desembocan en el síndrome de abstinencia: trastornos físicos o psicológicos, cuyos efectos de los profundamente desagradables a los peligrosos
La cocaína opera bloqueando los interruptores neuronales de la vía de recompensa cuando estos e hallan en plena recompensa cuando éstos se4 hallan en pleno funcionamiento, Igual que todos los circuitos neuronales, las vías de recompensa contienen sinapsis (puntos de contacto entre dos neuronas por donde cursan los neurotransmisores.
Cuando la neurona de la sinapsis se excita descarga un transmisor , como la dopamina, en una estrecha brecha que queda entre las células y las neuronas del otro lado de la sinapsis responde cambiando su propia velocidad de descarga para evitar un exceso de señales y la primera neurona absorbe el neurotrasmisor del intervalo sináptico.
Pero la cocaína se ocupa de alterar ese sistema: de una hendidura sináptica depende de proteínas transportadores, que trasladan el neurotrasmisor desde el exterior hacia el interior de transporte, en presencia de la droga, se almacena demasiada dopamina en la sinapsis
La dopamina sobreestimula la vía de recompensa y refuerza el consumo de cocaína.
La forma de actuar de la cocaína contrasta con la de la heroína. O sea actúan de semejante.



Por la Dra. Mónica Viviana Breglia Arias

No hay comentarios:

Publicar un comentario